Castolo FC

Polestar advierte sobre posibles restricciones que afectan sus ventas en EE.UU.

El Departamento de Comercio de EE.UU. propone una norma que podría restringir la venta de autos conectados de China y Rusia, generando preocupación en la industria automotriz.

Descripción

El Departamento del Comercio de EE.UU. ha propuesto una norma que podría prohibir la venta e importación de autos conectados provenientes de China y Rusia, una medida que, según las empresas automotrices, podría tener consecuencias inesperadas para el mercado nacional. Automotrices como Polestar, Ford, Honda, y Tesla han expresado su preocupación por la ambigüedad del lenguaje utilizado en la legislación y han solicitado aclaraciones para evitar efectos adversos en sus ventas.

Particularmente, Polestar ha advertido que la manera en que está formulada la propuesta podría impedirle vender sus vehículos fabricados en su planta de South Carolina, afectando así su operación en EE.UU. A través de un comentario dirigido al Departamento del Comercio, la compañía enfatizó que las cláusulas de la norma podrían resultar tan amplias que comprometerían su capacidad de vender cualquier modelo en el país, independientemente de su origen.

La inquietud se extiende por todo el sector automotriz, ya que otras marcas, como Nissan, Volkswagen, y Hyundai, también han manifestado su preocupación sobre la amplitud y el tiempo de implementación de la norma. Los fabricantes están inquietos por el hecho de que las normativas sobre software están programadas para entrar en vigor en 2027, mientras que las restricciones de hardware se aplicarán a partir de 2030. Esta situación podría crear un corto circuito, en el que los fabricantes se verían obligados a desarrollar modelos que no podrían comercializar.

Honda, por su parte, ha señalado que la industria necesita más tiempo para realizar pruebas y validaciones adecuadas que podrían prevenir la aparición de nuevas vulnerabilidades de seguridad. Además, Volkswagen ha pedido que se retrase la implementación de las restricciones de hardware hasta 2031 para poder adaptarse a los nuevos requisitos.

El gobierno federal justifica esta postura como una medida de seguridad nacional, argumentando que los autos conectados recopilan una gran cantidad de datos mientras circulan. Sin embargo, las empresas automotrices advierten que estas restricciones, tal como están planteadas actualmente, podrían resultar en un boomerang para el mercado estadounidense, impactando negativamente en la producción y ventas de modelos fabricados internamente.