Hace 25 años, Djalminha protagonizó una de las noches más memorables del Deportivo en Riazor con un gol y una polémica expulsión
Una noche épica en Riazor quedó marcada por un gol inolvidable y una polémica expulsión, acercando al Deportivo a su primer título de Liga.

Un cuarto de siglo después, Riazor sigue vibrando al recordar una de las noches más intensas en la historia del Deportivo. Fue el 7 de mayo de 2000, en la jornada 36 de aquella Liga inolvidable, cuando Djalminha firmó una de sus obras de arte y también una de sus locuras más recordadas.
El Dépor recibía al Zaragoza con la presión de mantener el liderato en una recta final de infarto. A menos de quince minutos para el final, en el minuto 77, Djalminha recogió un balón a medio campo con espacio para avanzar. El jugador brasileño conectó un pase con Pauleta, quien rápidamente devolvió la pelota. Djalminha solo necesitó un toque para acomodar el balón y, desde fuera del área, fusiló la portería de Juanmi, poniendo el 2-1 en el marcador y dejando la Liga en bandeja para los deportivistas. Este gol enloqueció a la afición en Riazor y también a Djalminha.
El brillante futbolista, ya con una tarjeta amarilla, se quitó la camiseta y la ondeó en plena celebración. Sus compañeros, conscientes de la locura que acababa de cometer, intentaron cubrirle para que el árbitro no le mostrara la segunda amarilla, lo que hubiese significado su expulsión. Sin embargo, Djalminha, enajenado, saltó y arrojó la camiseta al suelo. Mauro Silva rápidamente la recogió para que volviera a ponérsela, pero el árbitro Iturralde González no dudó en mostrarle la segunda amarilla, expulsándolo del encuentro ante la incredulidad de Javier Irureta, que se llevó la mano a la cabeza y llamó «loco» a su jugador.
El expulsado se negó a abandonar el campo y permaneció sentado en una silla de plástico en la pista de atletismo del estadio, mientras su equipo, con diez jugadores, sufría para mantener el resultado. A pesar de sus esfuerzos, el Zaragoza empató el partido con un gol de Xavi Aguado en el minuto 84, lo que supuso un golpe duro al sueño del título para el Deportivo. El marcador final de 2-2 afectó la lucha por el campeonato, especialmente ante la cercana actuación del Barcelona en la tabla.
Aquella actitud de inconsciencia casi cuesta al Deportivo su primer título de Liga. Sin embargo, solo fue un casi. Dos semanas después, el 19 de mayo, el equipo venció al Espanyol y levantó la que sería su primera Liga española, culminando así una temporada histórica para la institución. La noche del 7 de mayo quedó grabada en la memoria deportiva como un ejemplo de locura, pasión y entrega por el fútbol, que todavía hoy emociona a su afición.