Vasileije Míšić firma con el Hapoel Tel Aviv tras una estrategia exitosa para obtener el mejor acuerdo económico en su carrera
Vasileije Míšić logra su mayor contrato tras una estrategia inteligente, dejando atrás su paso por la NBA y buscando su destino en Israel.

Conociendo al serbio internacional de 31 años durante la extraordinaria etapa de cinco años que tuvo con el Anadolu Efes, en la que logró un total de nueve títulos con el equipo turco, y tras haber tenido la oportunidad de conocerlo personalmente en mi último viaje a Charlotte, Carolina del Norte, lo único cierto es que este jugador «jugó en otra liga» durante esta off season. Aunque la táctica que siguió en las negociaciones desconcertó a la mayoría de los equipos, el cierre definitivo de su caso lo sitúa como el mejor vendedor de la temporada de fichajes y el absoluto ganador de todos los riesgos y objetivos que se planteó.
Ahora que el acuerdo con el Hapoel Tel Aviv es oficial y cuenta con carácter público, podemos aclarar a qué nos referíamos con todo lo anterior. También podemos explicar por qué la semana pasada afirmé con claridad que era muy poco probable que su próximo destino fuera El Pireo y el Olympiacos.
Desde noviembre pasado, Vasilije Micić había diseñado su plan y trazado su estrategia. Su principal objetivo era aprovechar su ausencia de dos años en la Euroliga para regresar a Europa como el auténtico «Mesías» del baloncesto, es decir, firmar el mayor contrato de la competición basándose en los dos títulos europeos consecutivos que conquistó en 2021 (Colonia) y 2022 (Belgrado), además de los premios MVP de ambos Final Four.
Lo más impresionante es que lo consiguió completamente, a pesar de que su rendimiento en la NBA no le proporcionó ningún impulso y de que su separación profesional del agente serbio Miško Ražnatović, junto con las estrategias de comunicación que adoptó con los equipos interesados, perjudicaron su imagen.
La primera gran victoria de “Vasa”, en gran parte gracias a la agencia que le representaba en la NBA (Wasserman), fue haber convencido a los Phoenix Suns —donde jugó muy poco e incluso no mantenía relación con el entrenador Budenholzer— para activar el tercer año de su contrato por 8,1 millones de dólares brutos que arrastraba desde Oklahoma, pasando por Carolina del Norte y Arizona hasta llegar a Milwaukee (vía Hornets).
Así, Micić salió de la aventura NBA con más de un millón de dólares netos garantizados en su tercera temporada (sin estar en Estados Unidos) y, al mismo tiempo, involucró a todas las principales entidades europeas que buscaban un base de calidad.
Y todo ello, «vendiendo» su figura con maestría a través de constantes publicaciones sobre su posible destino.
Su máxima victoria, sin embargo, fue la explotación sumamente efectiva del único equipo realmente interesado en ficharle durante meses, dejándole claro que el dinero no sería ningún obstáculo para su llegada a la segunda potencia de Tel Aviv.
Precisamente por eso dejó que se filtrase intencionadamente su entusiasmo por la victoria en el Eurocup del Hapoel y felicitó a su futuro equipo por su ascenso a la Euroliga.
Las partes estuvieron muy próximas desde finales de 2023 hasta la pasada primavera, cuando el dueño del equipo israelí le propuso reforzar el equipo en los playoffs de la liga, sin saber que Micić debía esperar hasta finales de junio para quedar libre.
Desde ese momento y cuando captó la fuerte determinación de Ofer Yanai de vestirle de rojo, el subcampeón del mundo en 2023 y medallista de bronce olímpico en 2024 tuvo la capacidad de mantener esa expectativa viva para, al final, obtener el máximo posible y, además, en sus propios términos.
Antes de llegar al emblemático contrato de tres años por un total garantizado cercano a los 18 millones de euros, conviene conocer las ofertas que se pusieron sobre la mesa, sin contar el expreso interés israelí.
Si exceptuamos una propuesta oficial de Fenerbahçe que superaba los 3 millones al año y para la cual Micić no respetó el plazo para responder, una charla exploratoria con el Estrella Roja acerca de sus exigencias económicas y la reciente aproximación del Real Madrid con oferta confirmada por Marca, ningún otro club se involucró realmente con él.
Aunque el propio jugador no rechazaba conversaciones con su exequipo Anadolu Efes —incluso las inició él mismo por los lazos que mantiene con su directiva—, el único club que nunca incluyó entre sus posibles destinos fue el Olympiacos, desmintiendo así, y para su crédito, el rumor muy extendido en decenas de cuentas extranjeras y griegas en Twitter y vidcasts digitales que aseguraban presiones por parte de los «rojos».
En este punto, cabe destacar que Gazzetta y quien suscribe habíamos informado sobre las escasas o prácticamente nulas probabilidades de que ese acuerdo concreto se materializase. No solo porque el Olympiacos no podía superar los 2 millones por año, sino también porque la llegada de Micić obligaría a Bartzokas a modificar sustancialmente el estilo de juego y a darle mucho más protagonismo con balón. Por eso, el club no se involucró, para decepción de la mayoría de sus aficionados.
Hay que añadir también el enorme favor que le hizo Micić, al conseguir una excedida remuneración en un periodo muy breve marcado por la guerra entre Israel e Irán.
De no haber sido así, el acaudalado propietario del Hapoel —activo en la industria de la energía solar— no solo no habría podido fichar al jugador serbio, sino que tampoco habría mantenido en el equipo a las recientes incorporaciones Elijah Bryant y Daniel Oturu, procedentes también del Efes. Esto eleva a 19,2 millones de euros el coste del núcleo principal del equipo dirigido por Dimitris Itoudis.