El Levante se destaca por su juego colectivo, honestidad y espíritu de sacrificio en el fútbol actual
El Levante combina talento, disciplina y valores que lo hacen destacar en un fútbol cada vez más competitivo y determinado.

El Levante actual se presenta como un equipo líquido e imparable, capaz de deslizarse con fluidez y precisión por todas las grietas del adversario. Más allá de su juego colectivo y dinámico, su esencia radica en su alma y honradez, valores que lo distinguen en el fútbol moderno. Este equipo, caracterizado por su juventud y la experiencia equilibrada de veteranos, ha logrado crear una mezcla muy satisfactoria que le permite mantenerse firme hasta el final de los partidos, incluso en los momentos más difíciles.
La fortaleza del conjunto se refleja no solo en la actitud, sino también en el talento individual, destacando Carlos Álvarez, un jugador explosivo, generoso en el pase, habilidoso en el regate y preciso en la definición. Sin embargo, el verdadero sello de este equipo es su juego colectivo, que siempre prioriza la idea de grupo por encima de la individualidad. Entrenan con alta intensidad, y esa dedicación se traduce en un rendimiento visible en cada partido, mostrando capacidad para sobreponerse a las adversidades y a las lesiones que podrían haber mermado su rendimiento.
Este vestuario, que ha sabido mantener la unidad y el ímpetu, ha conseguido algo que trasciende lo meramente futbolístico: ha generado orgullo en su afición y ha recuperado el respeto que merece en el fútbol actual. La visión de un futuro prometedor aún se redefine en medio de la incertidumbre, pero la honestidad y el espíritu de sacrificio del equipo, unidos a su talento colectivo, podrían abrirle caminos de esplendor. Como apunta Vicente Iborra tras momentos difíciles, el equipo y su afición continúan luchando por aquello que tanto valoran y que sienten como propio, demostrando que en ellos late una pasión que nunca se apaga.