La evolución de Petxarroman fortalece el lateral derecho del Deportivo tras la lesión de Ximo Navarro
La baja de Ximo Navarro supuso un desafío para el Deportivo, pero Petxarroman ha respondido creciendo en un rol clave para el equipo.
La posición de lateral en el fútbol moderno ha dejado de ser vista como una de las menos complejas del campo para transformarse en una de las más exigentes táctica y físicamente. En el caso del Deportivo de La Coruña, esta evolución es más que evidente: por las características de sus extremos, los laterales se han convertido en piezas clave dentro de su engranaje ofensivo, sumando responsabilidades tanto en defensa como en ataque.
En este escenario, Ximo Navarro emergió como una de las figuras más determinantes del equipo gallego. El defensor no solo destacó por su solidez en la marca y su experiencia, sino porque se posicionó como el cuarto máximo goleador del plantel, aportando dianas valiosas que sumaron puntos trascendentes durante la temporada. Sin embargo, la trayectoria de Navarro quedó abruptamente interrumpida por una lesión lumbar, lo que abrió la puerta a Álex Petxarroman para asumir la titularidad, una responsabilidad que ha ido asumiendo con paso firme en las últimas jornadas.
Petxarroman, con un perfil más orientado a la construcción de juego debido a su pasado como centrocampista, ha experimentado una evolución notable desde su llegada al once inicial. Tras algunos meses en los que su rendimiento fue puesto en duda y se evidenciaron ciertas carencias, especialmente en los duelos defensivos y acciones individuales, el lateral vasco ha dado un salto de calidad en ambas fases del juego. En su segundo encuentro consecutivo como titular, frente al Cádiz en Riazor, ya mostró inteligencia táctica para combinar en el juego interior y brindar profundidad desde el costado derecho, sirviendo balones peligrosos y facilitando la liberación de sus compañeros en ataque.
La consolidación de Petxarroman llegó en el complicado duelo ante el Mirandés, donde logró su primera asistencia de la temporada, habilitando a Villares para el gol que abrió el marcador. Más allá de los números, el jugador mostró confianza en la circulación, con un 80% de acierto en pases y éxito pleno en los regates intentados, incluyendo acciones arriesgadas y efectivas bajo presión rival. Un túnel ante Iker Benito y una capacidad mejorar cada vez más reconocida para descongestionar las salidas, ilustran su progresión ofensiva.
Pero quizás, el avance más significativo de Petxarroman se ha producido en la faceta defensiva, tradicionalmente su punto más débil. Ante el Mirandés, firmó una actuación sólida, minimizando errores y conteniendo a su par ofensivo, algo que contrasta con actuaciones pasadas en las que errores puntuales habían costado puntos al equipo. El salto de confianza, producto de la continuidad en el once por la lesión de Navarro, parece haberle permitido recortar distancias con las prestaciones de su predecesor y aportar estabilidad a una zona que había sido fuente de problemas durante la campaña.
Con la recta final de la temporada en el horizonte, la evolución de Petxarroman se presenta como una nota positiva para el Deportivo, que dependerá de su solidez y crecimiento constante en una posición que, lejos de ser secundaria, representa ahora una de las claves tácticas del equipo. Petxarroman, a base de trabajo y adaptación, busca hacer valer su deseo de continuidad en el club y demostrar que está preparado para asumir este reto hasta el final.