Instituto Coordenadas cuestiona la viabilidad del proyecto NBA Europa y advierte sobre riesgos económicos y de soberanía deportiva
Un análisis reciente analiza los riesgos económicos y la posible pérdida de soberanía en Europa si se implementa el proyecto NBA Europa.
El Instituto Coordenadas para la Gobernanza y la Economía Aplicada (ICGE) ha publicado un análisis que cuestiona la viabilidad y los beneficios económicos del proyecto NBA Europa, destacando los riesgos de que los beneficios se desvíen hacia estructuras extranjeras. Según el estudio, los detalles financieros del plan aún no se han aclarado y los beneficios potenciales para los clubes participantes son inciertos.
El análisis subraya que implementar un modelo inspirado en la NBA en Europa supondría un coste prohibitivamente alto, con una inversión estimada entre 500 y 1.000 millones de dólares para entrar como franquicia fundadora. Además, la NBA conservaría aproximadamente el 50% del capital y de los beneficios derivados de derechos televisivos, comercialización y patrocinios. Este esquema podría facilitar la fuga de capitales, ya que una parte significativa del valor generado en Europa se canalizaría fuera del continente, dejando a Europa con los costes de infraestructura y desarrollo sin obtener los beneficios económicos correspondientes.
Desde la perspectiva de España, el ICGE señala que la estructura actual de la Euroliga, aunque también parcialmente privatizada, genera beneficios tangibles en territorio europeo. La participación de clubes como Real Madrid, FC Barcelona, Valencia Basket y Baskonia contribuye a fortalecer la economía, el turismo deportivo y la inversión privada en el país, además de consolidar la presencia del baloncesto español a nivel internacional. La posible sustitución del modelo actual por una NBA Europa, basada en franquicias, podría reducir la participación de clubes españoles y alterar décadas de tradición en el baloncesto del país.
El estudio advierte que aplicar el modelo de la Superliga del fútbol al baloncesto fragmentaría el panorama competitivo, dañaría las cadenas de valor locales y podría reducir la soberanía de las autoridades europeas en la regulación del deporte. La actual estructura de la Euroliga, pese a sus limitaciones en la participación democrática y en la sostenibilidad de ciertos clubes, mantiene el valor dentro del continente y fomenta la reinversión local, fortaleciendo la identidad, la base social y los valores formativos del baloncesto europeo.
Finalmente, el ICGE plantea que cualquier iniciativa que implique la externalización de la gobernanza del baloncesto europeo debe seguir una lógica de crecimiento soberano. Europa debe tener la capacidad de decidir su futuro deportivo, estableciendo alianzas estratégicas en condiciones de igualdad y rechazando modelos que favorezcan la externalización de beneficios. Proteger el deporte europeo no es protección excesiva, sino una política industrial inteligente que priorice el desarrollo sostenible, la cohesión social y los valores culturales del continente.